12 de Octubre de 2011. - La Nación Digital

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miércoles, 12 de octubre de 2011

12 de Octubre de 2011.

Otro año más se presenta el 12 de Octubre, el Día Nacional de un pueblo que apenas es consciente de su identidad propia. Pese a que muchos lo nieguen, vivimos en una sociedad en la que resulta mucho mejor visto hablar del 11-S y el “Día Nacional de Cataluña” (¡y no olvidemos el “Aberri Eguna” del Domingo de Resurrección, cuando los secesionistas vascos celebran su “día nacional”!) que del 12-O y el Día Nacional de España. El escaso orgullo de los españoles a su herencia histórica, unido al apatricismo fomentado por los sectores políticos actuales (unos, que se creen “de izquierdas”, lo fomentan porque van con la cantinela de que no sentirse español es lo más progresista que hay y, por lo tanto, lo mejor de todo; y otros, que se creen “de derechas”, se conforman con ondear una banderita monárquica, una vez al año y después encerrarla a cal y canto hasta la próxima cita del 12-O o algún torneo futbolístico internacional en que participe España).
Seamos realistas: hoy da verdadero asco ser español. ¿Quién se puede sentir orgulloso de tener a unos incultos materialistas por compatriotas? ¿Cómo vamos a querer ser parte de una sociedad a la que le gusta exigir prestaciones estatales para todo pero que, en cambio, prefiere entregarse al libertinaje en su vida privada sin que nadie le juzgue por ello? Se puede decir más alto, pero no más claro: ser español, ahora mismo, no es un motivo por el que uno deba sentirse orgulloso.

Nosotros amamos a España porque no nos gusta. Los que aman a su patria porque les gusta la aman con una voluntad de contacto, la aman física, sensualmente. Nosotros la amamos con una voluntad de perfección. Nosotros no amamos a esta ruina, a esta decadencia de nuestra España física de ahora. Nosotros amamos a la eterna e inconmovible metafísica de España” (“Discurso sobre la Revolución Española”, Obras completas de José Antonio Primo de Rivera).
Supongo que algún “progre” ya se habría emocionado de verme echar pestes al sentimiento identitario de declararme español. Una lástima que se haya adelantado y que no sea capaz de comprender que, en este mundo, existen personas que buscan algo más que vivir cómodamente y exigiendo al Estado que nos dé todo lo que le pidamos (es lo que tiene pensar que, por votar cada cuatro años a los políticos de turno, éstos vayan a resolverte la vida sólo porque les has legitimado para estar en su cargo; además, antes de que se me quieran echar al cuello diré que las políticas sociales no son todos esos gastos inútiles que se emplean en fomentar la homosexualidad y el feminismo).
Efectivamente, tal y como dejó dicho José Antonio, nuestro patriotismo surge por el camino de la crítica. No nos gusta lo que vemos y queremos cambiarlo. ¿Por qué? ¿Es qué no nos podemos conformar con apalancarnos en un sofá, como los demás?
Sentirse perteneciente y responsable de un histórico y bello legado supone, a día de hoy, una gran responsabilidad. En un mundo donde impera el cosmopolitismo (la famosa “ciudadanía mundial”) junto con el apatricismo (no sentirse de ningún sitio), considerarse parte de un específico colectivo humano supone convertirse en un rebelde social.

Lo reconozco, yo soy uno de los que ama a España porque no le gusta como pisotean y escupen sobre nuestra Historia. No puedo tolerar como se fomenta el odio hacia nuestra Patria (y esto podríamos relacionarlo con los políticos que tratan de enfrentar a los diversos pueblos de España entre sí) mientras se ensalzan “valores” de ciudadanía mundial, vacíos y falsos.
Nuestros antepasados hicieron un gran esfuerzo para hacer de España la grandiosa nación imperial que fue en su momento. Lo mínimo que podemos hacer los españoles de hoy es reconocer su labor. Hoy, 12 de Octubre, celebramos el descubrimiento de América por parte de los españoles (según algunas investigaciones, los vikingos y los chinos habían llegado antes al continente) y el comienzo de la conquista y evangelización de aquellos oscuros territorios dominados por imperios esclavistas y crueles. ¡Frente a la “Leyenda Negra”, plantemos nuestra Cruz junto a la rojigualda!
¡Arriba los valores hispánicos!

Por si alguien no quiere celebrar solo este día…






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